Bebes pequeños  sorbos, sin apartar la mirada de la ventana. Es extraño. Eres extraño.  Será esa la razón por la que me atraes tanto. 
El  ruido de la calle se convierte en una melodía de fondo que acompaña mis  pensamientos. Te giras y me sonríes, haciendo que me sienta la única  persona sobre la faz de la tierra. No sé cómo lo has hecho, pero me has  cambiado. Te has convertido en lo único que deseo, lo único que anhelo.  Te acercas, te sientas a mi lado mientras me susurras suavemente esa  palabra mágica al oído. Mágica, porque siempre me gana. Porque no puedo  evitar caer rendida a tus pies después de oírla. Hay que ver lo que  puede hacer una palabra, una simple palabra...
 

 
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