Siempre  se repetía las mismas palabras una y otra vez: “No seas tonta, no te  enamores. Las historias comandadas por el corazón suelen acabar muy  mal.” Siempre tratando de proteger su corazón, tratando de cubrirlo con  un escudo invisible para evitar que sucediera lo que era irremediable.  Alguna vez iba a ocurrir, eso era evidente, ella no era quien dominaba  en ese terreno; en estos temas sólo era una súbdita, sólo acataba  órdenes, mandatos que podían llegar en cualquier momento y que podían  provenir de cualquier lugar.Cuando le vio por primera vez supo que algo  en su plan perfectamente tramado había empezado a fallar, que algo en su  interior estaba cambiando, empezó a rendirse a sus sentimientos.  Empezaba a hacer oídos sordos a lo que no dejaba de retumbar en su  cabeza y decidió prestar más atención al pum-pum de sus latidos. Ahora  parecía que sólo podía intuir aquellas duras palabras: “No seas tonta,  no te enamores.. suelen acabar muy mal.” Hasta que unas nuevas, cargadas  de sueños y esperanzas, lograron silenciarlas por completo: ”¿Y si sale  bien?”
 
 
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